lunes, 4 de marzo de 2013

Planes de futuro.

¿Nos damos cuenta de los muchos planes que hacemos para el futuro? No me refiero a dentro de días o semanas. Años. Solemos hacer planes para dentro de mucho tiempo: viajaré a tal país, iré a ver ese monumento famoso, algún día tengo que pasarme a visitar a aquel amigo de otra ciudad. Planes para fechas perdidas en los días que vendrán. Pero, ¿que pasaría si de pronto todo acabara? ¿Cuántas cosas desearíamos haber hecho antes?

Alguna vez en mi vida tuve que tomar decisiones en función de si era lo que quería en ese momento, o lo que esperaba tener en el futuro. A veces me subí al tren, a veces me quedé en el andén esperando el siguiente, o el siguiente, o el siguiente... Solemos dejar pasar el tiempo, entreteniéndonos en cosas menos importantes, esperando que llegue un instante concreto en el que sepamos que por fin todo encaja. Pero en verdad, nadie sabe como es ese momento, nadie parece preparado hasta que empieza a poner en marcha sus ideas, a realizar sus sueños, a vivir de verdad como uno quiere. Entonces todo encaja sin que nos demos cuenta. Y casi sin apreciarlo.

Esperamos que la vida pase por nosotros creyéndonos inmortales, creyendo que tenemos todo el tiempo del mundo, que ya irán llegando las cosas de manera sencilla. Pero no, el tiempo no espera por ningún hombre. Las decisiones que tomemos ahora, cuando aún hay niebla en el camino, serán las que al final condicionen el trayecto que sigamos. Y si en algún momento, por el azar del destino, la vida acaba en un instante, debemos saber que vivimos como quisimos y que no esperamos demasiado para viajar, conocer, sentir. Que dure lo que dure nuestra existencia pequeña y humana, sepamos en el fin que la aprovechamos de la mejor manera posible.




Tayne.

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