lunes, 19 de noviembre de 2012

Encuentros.

Hay encuentros que te recuerdan al pasado. Un día normal, en un autobús cualquiera, te encuentras con esa persona que hace años que no ves. Un "¿qué tal va todo?", media hora de charla, "ésta es mi parada", y parece que todo sigue igual. Pero no es así. Esos momentos te recuerdan toda la gente que has ido dejando atrás a lo largo de tu vida. Algunos para bien, otros para mal.

Siempre lo primero que viene a la mente son aquellos amigos que te prometieron no olvidarse de ti. Aunque nuestros caminos se separasen, aunque nos volviéramos adultos, todo seguiría igual. Pero no fue así. Cada uno pelea por lo suyo en una ciudad distinta y solo el azar consigue que nos veamos de vez en cuando. Interpretamos un papel de otro tiempo e intentamos hacer que parezca que somos como éramos. Pero no acaba de funcionar. Las conversaciones se vuelven más cortas, los encuentros se espacian en el tiempo.

Luego están aquellas personas que marcaron tu vida en cierto momento, siendo algo totalmente fuera de la rutina. Pasas grandes momentos, pero siempre se ve el fin al final del túnel. La fecha de caducidad está clara desde el principio. A veces semanas, a veces años. Pero la distancia puede a menudo con todo ello. Solo una amistad tremendamente fuerte lo supera. Las mías no fueron así. Si el destino me hubiera unido a ellos de otra manera, no dudo de las grandes personas que tendría a mi lado. Pero tampoco fue así.

Y ahora aquí estoy yo, planteándome si las personas que me rodean y que ahora considero amigos lo son de verdad. Siempre hay dudas en el aire, siempre hay situaciones que te hacen pensar. Y cuando encuentras un recuerdo vivo del pasado, todo vuelve a flote y te replanteas todo. Si debiste dejar escapar el pasado, si puedes cambiar algo del futuro. Dándome cuenta que los amigos de verdad se cuentan con una mano.




Tayne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario